lunes, 16 de marzo de 2009

Niñas de noche.


-He tenido miedo toda mi vida, no sé a qué, no es algo fijo algo físico. No puedo tocarlo pero sé que le tengo miedo.

La abrace, era una situación incómoda, la chica tierna buscaba refugio en el hombre en quien creía confiar. Canalla, repetía una y otra vez en mi mente, estaba ahí aprovechándome de la situación que había provocado.

-Lloro en las noches, ¿sabes?, lloro creyendo que hay alguien más llorando conmigo, y después me duermo más tranquila.

¡¿Qué diablos me importa?! Sólo quiero que termines con la maldita botella, que quedes tan perdida para que mañana no recuerdes ni tu nombre ni lo que he hecho contigo.

-No estás sola nunca, yo también he llorado como tú, tal vez al mismo tiempo, tal vez hemos llorado juntos en distintos espacios.

De dónde saco tantas pendejadas, no logro recordar su nombre, ¿Susana?, tal vez Nadia, no me importa, lo único que quiero es aprovecharme de su estado, de su melancolía.

Volteo y miro a mi alrededor, la gente continua encerrada en su mundo, en la mesa contigua una pareja celebra su aniversario, menuda hipocresía, el tipo viene aquí todos los días con distintas viejas, más buenas que esa.

La niña me toma la mano, aguanto una mueca de ironía, es una niña, no tendrá más de dieciséis años, creyó encontrar en mí un amigo y sólo soy un buscavidas.

¿Qué hace tan noche sola?, ¿Dónde están sus padres?, malditos irresponsables, la culpa no es mía, sino me aprovecho yo, lo hará otro.

-Eres buena onda, ¿Dónde estuviste toda mi vida?

Por ahí, sacándoles provecho a otras tontas como tú, que se creen pérdidas por qué un imbécil las dejo, ¡por Dios!, aun no comienzas a vivir y ya juegas con tu vida.

-Vagando.

-¿Vagando?, eres chido.

Si soy chido maldita escuincla, termina de una vez ese maldito vaso, es el último antes de que pueda sacarte de aquí y subirte a un taxi.

-Gracias por oírme.

Azoto la puerta del ecológico, el vochito arranca, la chica está segura, el chofer es un Don amigo mío. Obtuve lo que quería, la joven me dejo quinientos de propina, sus tarjetas, y va tan ebria que seguro no recuerda ni donde ha estado.

hijin

No hay comentarios:

Publicar un comentario