domingo, 8 de marzo de 2009

CANÍBAL

Estuve pensando cómo hacerlo esta vez, ella no podía negarse a ser parte de mi, la convencí de acompañarme a mi apartamento ahí todo sucedería conforme al plan.
Alejandra era técnicamente mía, la intercepté antes de que llegara a su trabajo, si lo hacía después, hubiera levantado demasiadas sospechas.
Le escribía poemas ya que soy todo un experto en el tema, tenía que hacerla parte de mi, pero primero habría que enamorarla.
Ese día cuando accedió a acompañarme, le pedí que se sentara, empezamos a hablar tranquilamente pero ella se exaltó, quería terminar conmigo y eso no iba a ser posible, la tome de la mano y le pedí que lo pensara, de un momento a otro empezó a molestarme, quise besarla y se negó, quise abrazarla y se alejó de mí.
Un enojo llenó de rabia mi cuerpo, de repente no sé por qué quise tenerla cerca de mí y ella rasguñó mi brazo, me enojé más y la apreté, la apreté más y de un momento a otro ella ya no respiraba, estaba muerta.
Empecé a ver su rostro plácido, sereno, su cuerpo inerte, sus labios callados, como lo imaginé en mis poesías
Decidí contemplarla antes de pensar que haría con ella, tomé una botella de ron que había comprado hace unos días, me senté en el piso y le pregunté por que había querido abandonarme, le dije lo mucho que la quería, ella no contestó mis súplicas, decidí entonces… deshacerme de ella.
Quité su delicada ropa, prenda por prenda, cuando tomé su ropa interior la olí por largo tiempo, dejé todo en un rincón.
Busqué algo con que separarla, tomé un cuchillo y empecé por las piernas, esas piernas que me enloquecían cuando hacíamos el amor, quise saborear su sexo y lo hice con la pasión que jamás me dejó expresarle, la mordí y un líquido algo tibio corrió por mis labios, lo demás se hizo más fácil.
Corté su cabeza y la puse frente a mi, así como observándome, quité por fin sus brazos, me pregunté por un momento que haría con su torso tan bello, decidí guardarlo en el closet de mi habitación. Cuántas horas pasaríamos así, sería mi fantasía realidad, tener cada parte de ella en el lugar que mejor me parecía.
Sus brazos siempre me parecieron suaves, se me ocurrió que probablemente serían deliciosos, me la comería literalmente, y no precisamente a besos.
¿Que si me arrepiento?, claro que no, finalmente no era la primera vez, además es inspiración para mis futuras obras literarias, ¡tiene que haber sacrificios para las grandes obras!
Ahora en esta celda sé que ella está conmigo, mía para siempre, nadie podrá quitármela, necesito estar con ella, estas cuatro paredes no me permiten sentirme a su lado, éste no es un lugar para artistas, probablemente llegue otro… que culmine ¡la obra maestra!

SiReNa

No hay comentarios:

Publicar un comentario