lunes, 2 de febrero de 2009

El clave bien temperado

“Sin música, la vida sería un error…”

F. NIETZSCHE

Y el pensar que jamás he de ver esos atardeceres que hacen arder el agua me hace sentir un desdichado, mis manos reposan dulcemente en las protuberancias de la juventud, tersa y sublime… ¿su nombre?, no lo se… ¿edad?, probablemente 12 años… ¿su muerte?, fue por culpa del señor…

Desde hace 3 años voy perdiendo la vista gradualmente, eso sería tolerable en ciertos casos, pero no cuando se es un pintor, recuerdo que días completos repose fascinado observando la naturaleza y mi propósito siempre fue entender su gigante perfección.

Aun ahora, que soy un estorbo molesto, no pienso en buscar la muerte, encuentro consuelo a mis penas al ver convertirse en excelsa una simple vibración. Un clave bien temperado descansa en las sombras de mi alcoba fría, mis manos recorren el teclado y mi memoria invoca a mi juventud.
Alguna vez mis febriles ojos contemplaron Viena, pase 5 años recibiendo educación musical, hoy mis ojos solo lloran y un clave bien temperado es lo único que evita mi inmolación.

A veces doy vueltas desesperado por la alcoba, tropiezo con mis cosas y no se dónde me pueda refugiar, mi ceguera se vuelve una trampa de ‘n’ lados, volumen limitado pero cascaron con área sin final.
Pero el clave bien temperado es mi amigo, cura mis heridas, me presta de vez en cuando sus ojos y me hace recordar. El clave bien temperado no es como la gente, jamás me ha dado la espalda y siempre que siente mis manos me toma dulcemente para bailar, y bailamos por horas, el guía mis dedos para producir las notas que mis ojos ya nunca leerán.

La melodía del clave bien temperado tiene otra propiedad curiosa, todo aquel que sea puro de alma podrá escucharla en su cabeza sin necesidad de estar cerca del emisor, el clave no es estruendoso, simplemente existe una conexión… Las notas del clave son hipnotizantes, todo aquel que las ha escuchado ha emprendido su búsqueda de manera inconsciente, como una rata que busca queso y en un instante percibió dicho olor.

Todas las noches el clave suena para acallar mi lamento y de las paredes agrietadas brotan sueños que giran alrededor de la pestilencia y se pierden en el tiempo de ejecución, las almas puras atrapadas por el clave llegan en fila hacia mi casa y sin conciencia rodean el instrumento para poder escucharlo mejor. Al clave le agrada corromper las almas puras, se divierte ensuciándolas y volviéndolas cautivas por toda la eternidad, de repente sus notas provocan sentimientos nefastos en el auditorio y de manera violenta todos se comienza a asesinar.
Mucha sangre corre y el clave la santifica con música digna de un ritual, al final yo quedo solo y mis manos recorren la textura de los cuerpos todavía calientes de criaturas hermosas de muy corta edad.

Yo quiero mucho al clave porque que sus actos me permiten recordar como se sentía el ver, mis manos y mi miembro se vuelven por un instante mis ojos y paso mucho tiempo recordando las hermosas cosas que alguna vez yo disfrute ver; aunque he de admitir que, después de reflexionar, veo las caras de esos pequeños en mi mente y empiezo a vivir un infierno lleno de remordimientos y ya nada puede ser placer…

¡El clave es el mismo demonio!, y aunque quiera arrepentirme, sus notas me detienen y siempre seré su siervo, ya no hay vuelta atrás… el me proporciono consuelo después de hacer un pacto, yo buscaba desesperado una salida a esta ceguera con la que fui castigado… ¿y cuál fue la causa del castigo?…. tratar de dibujar a dios…


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