lunes, 16 de noviembre de 2009

Hablemos un poco de física

 “Puesto que somos creyentes de F = m a […]”
DR. DARÍO MORENO


Conocí a María una incomoda tarde de otoño, los vecinos habían organizado una fiesta a la cual por supuesto yo no estaba invitado, aún si mi hubieran invitado habría rechazado asistir a la celebración, esa tarde en particular estaba ocupado trabajando en problemas muy interesantes sobre mecánica celeste pero el ruido y la música de la fiesta llegaban hasta las paredes de mi alcoba, por esto me resulto un poco difícil evitar las repentinas distracciones. Acabe saliendo a buscar un lugar silencioso, ese día me tope de nuevo con la iglesia de nuestra señora de la Luz, había pasado mucho tiempo desde que no entraba a ese edificio, al menos no desde que llego a mis manos un libro que en la portada decía: “Justina”; he de admitir que la soledad y el silencio de las iglesias brindan mucha paz y están libres de distracción pero en la atmosfera también se siente la pesadumbre del fetichismo y la estupidez.
Después de 4 horas de trabajo me permití descansar un poco y empecé a vislumbrar todo lo que había a mí alrededor, entonces fue que la vi, hincada y haciendo sus tontos rezos, pero poco importaban sus rezos cuando pude ver sus labios, sus ojos y su color de piel… ¡Engendrada, no creada, y sentada a la derecha del padre!, hermosa como Venus y a la vez angelical, pechos perfectos, hermosas piernas y su cabellera rubia habría vuelto loco a mismo Jehová. Trascurrieron unos cuantos minutos y de pronto se puso de pie, abrió los ojos y cuando vi esas dos circunferencias azules en su cara pude al fin comprender lo que Borges llamaba “el aleph”. He de admitir que me gusto el movimiento de su cadera, quizás la frecuencia con que la movía obedecía un orden cosenoidal, y cuando estaba totalmente excitado por verla de espaldas me di cuenta que en mi conciencia ya no había el menor rastro de respeto hacía la santísima trinidad.
Desde esa tarde me volví un fanático de la iglesia, aunque en el fondo lo único que buscaba era ver morbosamente el cuerpo de Maria, y de vez en cuando escuchar al organista tocar música de Bach, una semana después del encuentro opte por seguirla hasta su casa y me las ingenie para obtener unos cuantos datos que me daban curiosidad; tal como Jesús, la encare al tercer día, y ella acepto mi invitación a tomar una taza de café, pasamos horas hablando aunque la verdad yo jamás la escuche.
Al parecer María era una fanática solterona que había malgastado su cuerpo en la religión, pudiendo ser la primera dama o una famosa actriz escogió el camino de la virtud. Pero dentro de toda su ignorancia, María intuía que la gloria de dios no eran una serie de preceptos burdos y egoístas, María en el fondo sabía que eso no era digno de un gigante que le apodan “El creador”. En ese momento fue cuando arruine la vida de María, jamás debió encontrarse con alguien como yo, pero aún así no me siento arrepentido, su mediocridad la habría llevado de cualquier forma a la perdición.
Le hable a María sobre la complejidad del universo, las pruebas que se han encontrado de la incapacidad de predecirlo y de la grandeza de las matemáticas como intérprete de la creación. María quedo fascinada y no paso mucho tiempo antes de que me pidiera que fuera su preceptor, yo accedí y ella avanzo muy rápido puesto que su único trabajo era ir a retirar del banco el dinero necesario para sobrevivir a la semana, mismo que sustraía de una generosa cuanta que su padre, un empresario medianamente afortunado, le dejo antes de fallecer.

A veces después de las clases teníamos sexo, sexo por conocimiento me parece un intercambio generoso, aunque quizás el primer día que la tuve fue una señal de que ella empezaba a dejar de creer. También a veces teníamos charlas o debates sobre cosmología, yo dejaba de escucharla y prefería ver sus pechos, no es que no este interesado sobre la vida del universo, más bien me molestaba un poco el enfoque religioso que insistentemente trataba de hacer encajar en todo lo que aprendía…
Ahora que lo pienso yo la quise mucho aunque jamás se lo demostré, solo pensaba en su cuerpo (por eso nadie creerá que la amaba), en el fondo amaba más su persona pero me ganaba el instinto y la estupidez.

Todo fue monótono durante los siguientes 4 meses; sexo, ciencia y charlas en el café, pero después de dicho plazo recibí una llamada de parte de la universidad, mi solicitud para cursar el doctorado en Cambridge había sido apoyada, me despedí gentilmente de María y prometí solemnemente regresar… llegue a considerar pertinente pedirle a María que me acompañara, largarnos simplemente y no regresar, pero no considere prudente ese movimiento dado que su sola presencia habría sido una distracción en mis labores, bastante tiempo ya me había atrasado en mis trabajos de investigación.
(A partir de este momento la vida de María se volvió bastante insípida, pasaban los días y ella seguía leyendo libros, acariciando hojas y conjeturando comportamientos, las visitas al café ya no eran tan divertidas, ahora ella se sentaba sola y pasaba horas viendo el ir y venir de la gente; soledad, tiempo libre y obsesión por la verdad no son cosas que se combinen de manera grata y el resultado fue la desesperación que le quito la vida a la adorable joven.
La salud de María empezó a mermar y eran noches completas las que paranoica intentaba entender la “grandeza” del señor a través de las ciencias exactas, María era inteligente y entendía las cosas rápido pero carecía de talento y jamás pudo vislumbrar un resultado que le mostrara la sublime materia que conforma la lógica de lo real.
Ni una sola carta, ni un solo llamado…al parecer el compañero de María estaba bastante ocupado en sus investigaciones, la había olvidado por completo…
Totalmente desesperada, y creyendo que su amado la había olvidado, un día tomo un cuchillo y se abrió de un tajo la yugular…la sangre corrió por su cuerpo y finalmente cayó entre los azulejos de la cocina, mismos que estaban ordenados de forma simétrica en todo el cuarto. La mayor frustración de María fue la que asalto su mente en aquel momento, quizás una revelación o un reflejo desesperado, pero por un momento, fue capaz de entenderlo todo…la estructura de la mente, los agujeros negros y la gran unificación… en ese momento María lo comprendió todo y también supo que no existía dios; inútilmente se arrepintió de haber desperdiciado sus días y de manera tonta araño el piso tratando de aferrarse a la vida… en un parpadeo todo fue silencio y al ver que todo movimiento resultaba inservible solo se puso a llorar, las lagrimas rodaron sobre las finas facciones de su cara y poco a poco se fueron mezclando con la sangre que yacía derramada, María no volvería a ver el mundo una vez más.
La condición solitaria de María hizo que la gente tardara bastante en enterarse del suicidio pero una gran sorpresa les aguardaba cuando entraron a la casa, en el cuerpo descompuesto de María había un arsenal de moscas que la devoraban de manera muy particular, los insectos en conjunto caminaban y se movían pero siempre respetando formas de lemniscatas, espirales y la de la famosa curva de la bruja de Agnesi.
María fue enterrada en fosa común y en unas semanas paso de moda hablar sobre su muerte, ahora es un nombre más en la lista de la mediocridad.)

Después de una larga estancia en el extranjero regrese a encontrarme con María, he de admitir que me porte irresponsable al no mandarle siquiera una postal, no es que no pensara en ella, lo hacía todas las noches, es solo que la vida académica y la investigación no me dejaban tiempo para descansar.
Regrese incluso decidido a proponerle matrimonio pero me lleve una gran sorpresa al tocar la puerta de su casa, llamarla por teléfono, buscara en las iglesias y nunca poderla encontrar. Un viejo vecino fue quien se apiado de mi alma y me contó lo sucedido; ya no vería a María nunca más…

En el momento que escribo estas líneas escucho el réquiem de Verdi y “Rex tremendae” apuñala cada rincón marchito de mi alma, en este momento reflexiono y me doy cuenta que a pesar de todos mis logros vivir ya no vale más…ya no vale más…
(La gente tardo un tiempo ‘t’ igual al que tardo con María en darse cuenta que el ahora Ph. D. Leonardo estaba muerto, su cara apuntaba hacia una ventana que dejaba ver el horizonte y el resto de su cuerpo estaba reposando en el restirador, sus ojos entreabiertos delataban una posible esperanza de vida, pero la peste y un hoyo en la cabeza rechazaban toda expectativa; un casquillo en el suelo, un arma tirada y esta “confesión” ensangrentada fue lo único quedo al final, y las moscas que lo rodeaban seguían el mismo patrón de movimiento que siguieron con su amada. 
Las condolencias de las sociedades científicas y las universidades no se hicieron esperar, que lastima que un hombre tan brillante y con tanto futuro se tuviera que suicidar pero todo lo que pudo hacer Leonardo ya no importa suponerlo, al igual que María, el también murió con mediocridad…) 





1 comentario:

  1. Hola! te conocimos hoy en la
    biblioteca... estoy leyendo poco a poco
    tus escritos..muy buenos
    voy despacio pues no hay mucho tiempo
    y quiero leerlos con detenimiento
    Pero bueno te dejo
    saludos! sigue asi
    Exito en tu video! C:

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