10
abril
Dulces
y felices sueños. Aquí me quedaré, rumiando, macerando el recuerdo
Tú
recuerdo y viendo, asumiendo como me embebe la noche y me pierdo en el
firmamento.
Confiésolo
ahora: me apenó mucho haberte enviar el primer poema. No sé qué me impulsó a
escribirlo ni a enviártelo. Peor aún, que no contestaras y desconocer tu
reacción
Arriba
quise decir a las que no se puede obligar
Fue
una angustia como la de ahora
Sensación
extraña, pues...
Cuál
es el influjo, en qué consiste el sortilegio, cómo he llegado a este punto,
dónde yacen las razones, por qué este sentirse a la deriva, ¿quién puede
explicarlo?... Lo único cierto que es como estar al borde de una extensa cañada,
con la fascinación de contemplar la inmensidad del horizonte.
Náufrago
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