martes, 16 de junio de 2009

Las princesas no tiene derecho a enamorarse


La noche pidió un minuto más, las lágrimas rodaron por los surcos de batallas imposibles. La noche suplicó un minuto más, y el desprecio simplemente cerró los ojos.

No había transporte para trasladar tantos recuerdos, pasada la estación de lluvias se dio cuenta que era tarde para reír de nuevo, malgastó su fuerza en un amor que no valió la pena y consumió sola las mentiras que rezo.

El frio era muy intenso, pero la ventana estaba cerrada, se calentó con las caricias apantanadas en su memoria. El frio era muy intenso, pero nadie se acerco a perdonarla.

Despacio, se acurruco en el infierno de las sabanas, el día que el tedio se instalo en su cuarto descubrió a su niñez escondida bajo la cama, quiso acercarse a Dios y esté le dio la espalda, no había manera de retomar la ruta, para caminar sobre fracasos hacía falta recordar las piedras.

No había tiempo para mover las caderas, las princesas no tiene derecho a enamorarse, el destino escribió su vida en hojas mojadas y el minuto que suplicó la noche paso de largo entre su vida, y el día que no despertó.

Samuel Bantien

No hay comentarios:

Publicar un comentario