lunes, 23 de marzo de 2009
Años marchitos.
Tres años de fracasos, de amar en camas separadas, olvidando en cada gota un pasado que continúa aferrado al tálamo de la agonía.
Meses y días de naufragar en el rencor, en la historia no contada del perdón, desafiando y maldiciendo, buscando un porqué sin encontrar un remedio.
Pasa una hora… dos, quizá más, y en cada trago continúa el sabor a odio, el regusto de los besos y la necesidad de estar a tu lado.
En la sábana la mancha de sudor y la sangre del último encuentro, tus dientes en mi hombro y el olor en mis dedos, en mi cuerpo cada fibra que se altera cuando te escucha hablar de mí.
Tres años marchitos, oxidados y tristes, una saga de necios indispuestos a olvidar, reacios a buscar otras vidas.
Olvidando que nos perdimos, y tras cada nueva aventura y otro amante sobre la tela, mendigamos el roce de otras manos, tus manos…las mías.
En tres años fingimos olvidar, pero nos extrañamos tanto…
Hijin
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